El Dragón Y El Unicornio

El libro de Alejandro Carrillo Castro llega por todo ello en un momento oportuno. No sólo por su vasto y rico estudio del pasado, sino por su manera de aclarar el presente y el porvenir. La crisis del orden internacional ha provocado una turbulencia generalizada de las adhesiones, los partidos a tomar, los refugios a encontrar en un mundo súbitamente despojado de sus techos acostumbrados: la guerra fría, el equilibrio del terror, el maniqueísmo a escala global, la guerra de ideologías y de imperios. En cambio, dejadas a sus propias artes, las comunidades, desamparadas, regresan a las más antiguas filiaciones: la familia, el clan, la tribu, la lengua, la nación.

Flujo, nuevamente, de adhesiones. Conflicto, también, de jurisdicciones: locales, regionales, nacionales, internacionales. El regreso a las culturas tiene el valor, de reanimar valores de la memoria, la identidad y la creación. Posee también el peligro de resucitar viejas fobias territoriales, racismos, cruzadas de limpieza étnica y fundamentalismos religiosos. Pero a la vez, la respuesta ecuménica a ese regreso de las tribus, que es una promesa de felicidad mediante la globalización modernizante, desemboca fácilmente en otro fundamentalismo, el del mercado, y en un darwinismo social profundamente injusto y destructivo de las bases humanas de la comunidad.

Carlos fuentes

Es cosa averiguada que la naturaleza y la cultura suelen oponerse. Se trata de una dicotomía casi siempre irreconciliable y excluyente, cuyas derivaciones frecuentes son la incompatibilidad entre la sensibilidad y la razón, o entre lo femenino y lo masculino. Sobre El dragón y el unicornio de Alejandro Carrillo Castro han opinado voces de veras autorizadas -como el famoso redactor del prólogo-, así como arqueólogos, antropólogos, políticos y escritores en general, que han sentido una fascinación por la historia polémica entre los principios que dan sustento a la organización matriarcal y los que conciernen al origen patriarcal. Este libro, ampliamente aceptado desde su primera aparición hace más de tres lustros, llega a cuatro ediciones y, con ello, ha de cultivar y persuadir a nuevos lectores, que hallarán en el volumen profundidad conceptual, amenidad y lucidez.

Sergio Vela

Este libro, más que un ensayo, me parece desde sus primeros renglones un himno a la mujer, de cabal reconocimiento a su poder creativo; un himno como nunca se hubiera producido, por que pleno de alta cultura es, al mismo tiempo, examen a la madre, inspección histórica, buceo permanente en un mar de datos, hasta hallarla plenamente y colocarla en la atalaya que le corresponde a través de los siglos.

Después de leer este imprescindible libro quedo tranquila y contenta. ¡Qué maravilla es el haber nacido mujer!

Griselda Álvarez

Agradezco la obra de Alejandro Carrillo Castro, y la coloco dentro de una muy rica tradición de reflexiones en donde, por lo menos, dos títulos me viene a la cabeza: la “Rama Dorada” de Frazer, y esta obra maravillosa que se llama “La Diosa Blanca” de Robert Gravez… con su reflexión sobre la presencia femenina, que va permeando toda la poesía y toda la magia del mundo, por el lado lunar de la creación.

Es un libro que requiere concentración, apartamiento, soledad; que se requiere volver sobre muchos párrafos; que está muy entreverado de información; y no es un libro que condesciende; es un libro que nos invita a ascender a el, y eso es siempre muy agradecible en un autor.

German Dehesa