El Cambio

El cambio es un relato que muestra el México que da sus primeros pasos en el siglo XXI, visto por su protagonista: Luna, un pintor español que llegó a empuñar sus primeros pinceles cuando Franco no sólo se había convertido en historia sino también en tierra.

Contrasta con ese país una nación -México- en la cual se interna nuestro personaje, sorprendiéndose al comprobar que en el antiguo virreinato nada -o casi nada- pasa a ser historia. Por ejemplo, el PRI, convertido en un (eterno) personaje de carne y hueso, es tan real como un regocijante Presidente de la República, visto antes y después de abandonar su puesto. ¿Y qué decir de las hermanas presidenciales -la pilla y la "soñadora"- presentadas por nuestro novelista? Son seres tan auténticos como Fernández de Cabal Hoz, el Rasputín de zarzuela, que pone en claro que los rasputines zarzueleros nunca dejan de ser peligrosos. ¿Y acaso es una figura menos notable Herik González, el Titiritero, apodo del cual él mismo alardea, prueba del dominio que ejerce incluso sobre los políticos de mayor poder (económico)?

Carlo J. Arconti no se limita a retratar tan altos humanoides, sino que recorre con su bisturí también la galería de mamarrachos que fungen como lacayos de los verdaderos propietarios de nuestro país.

Estos apuntes permitirían creer que El cambio es tan sólo una novela más acerca de la Picaresca Nacional (política y financiera). Afortunadamente, no es así. El cambio nos habla de un cambio imposible, sin detenerse en las fronteras nacionales.

Enfoca Arconti los actuales conflictos que recorren nuestro planeta para sugerir que en México nada puede cambiar, mientras no cambien, a nivel internacional, las políticas de quienes son designados por nuestro autor como Dueños de las Colonias.