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Prólogo
Poesía y trasgresión
Ivan Leroy asume la crisis de los paradigmas con un discurso donde imbrican las revoluciones sintácticas, la poesía visual contra el orden tipográfico a lo Gutenberg, el disparo alegórico de la velocidad urbana, el erotismo directo, la guerra, el pitorreo para los vanguardistas ilusos y limitadísimos frente a los padres de todos, la guerra y la violencia y claro, las curiosidades lexicográficas reveladoras de su formación filosófica incluyente de la utopía de reducir la realidad a red de lenguajes y signos. De aquí la inclusión de los dibujos de Daniel Lezama como indicios de un sentido terriblemente real en las promiscuidades de los pobres urbanos donde niñez es destino trágico y explotador. A los cuerpos panzones, con rostros sin dulzura de ojos chicos y pelos tiesos, a la sordidez sugerida de Lezama con las inocentes miradas enrumbadas al lugar del sexo, corresponde la poesía a veces terrible al descubrirnos la vida cotidiana actual como latidos de conflictos con las muertes. Un gran poder de síntesis fundamenta alguna dedicatoria a Efraín Huera bien legitimada al dar, por ejemplo, la "noticia de última hora: se acabó el tiempo". Un aire marxista pesimista, corriente descubierta por el antropólogo Javier Guerrero, hace decir a Ivan: "ultimátum: no hay futuro" para componer la propuesta con el recurso de la ironía definidora de la "utopía: último día de clases sociales".
No niega Ivan la cruz de su parroquia filosófica al citar a Bataille, ese preposmoderno empeñado en derruir las fronteras entre todos los textos para significarlo de manera distinta a los profesores incapacitados para la vida compleja y dialéctica, orientada no por un dominio sino por varios transformados en centros discursivos en movimiento hacia las periferias fronterizas donde entran y salen como Pedros bíblicos por su casa, hablantes de arameo, según traducción tan real que la aclaran citas de erudición extrema con otros arcaísmos, modos sufis entre la charada y la metáfora, transeúntes de cualquier calle en cualquier ciudad con la mesera atenta que pregunta: "¿puedo retirarle la vida?", frente las manos como sufijos, prefijos, sustantivos, adjetivos, todo con todo en el sueño soñado por Descartes soñando que somos sueño de un Dios divertido y burlón. Ontología de la buena conducida por Ivan Leroy más que ilustrado por Daniel Lezama en un discurso constitutivo de un imaginario hacia la plenitud, cualquiera que sea esa cosa ideal sin la cual la realidad sería una porquería. En este umbral es donde procede la frase testimonial: "tocan a la puerta, ¿estoy?".
Tlalpan, noviembre de 2003.
Alberto Híjar Serrano.
Ivan Leroy: Curador, Investigador y académico politécnico y universitario desde 1985, con formación en el área de las humanidades. Ha publicado textos sobre arte, literatura y critica en diversos catálogos, libros, periódicos y revistas. Como investigador y curador en museos se ha comprometido con la gráfica antigua, la cristologçia y el arte mexicano reciente. Director de escena, dramaturgo y poeta en caminos de se maestro Raúl Renán. Es autor de teatro de amor y crimen, comunicación científica y travazares. Notas al pie de mi extremaunción.
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