Racionalidad Práctica Y Dominación Cultural
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La última década del siglo XX se ha caracterizado por una fuerte crítica y un cuestionamiento severo a las tradicionales formas de pensamiento eurocentrista occidental. Tales criticas han llevado al surgimiento de una fuerte tendencia de revaloración, reivindicación y defensa de los pueblos que han encontrado un desarrollo político, cultural, económico o religioso distinto al occidental. Ejemplo paradigmático de esta tendencia es el caso de México, en donde por siglos, los grupos indígenas minoritarios han vivido sometidos y subyugados en el interior del Estado-nación que se rige por marcos políticos, jurídicos y culturales con los que no se identifican ni coinciden.
Así, los movimientos en defensa de los grupos indígenas han dado como resultado el surgimiento de muchos estudios enfocados al tratamiento de los derechos de los pueblos indios, tema que contraviene la tradición jurídica mexicana, que siempre ha mantenido al margen dichas discusiones, como la demanda de derechos colectivos de los indígenas o la demanda de autodeterminación en el interior de un Estado-nación.
Todo esto tiene como base un tema en el que se conjugan moral, derecho y política: la defensa de la universalidad de la razón frente a la diversidad cultural, tema en el que nunca se ha tomado en consideración el hecho de la dominación cultural. Tal pareciera que todos los discursos acerca de la razón, la justicia, la legitimidad del Estado democrático, y aun los que defienden los derechos fundamentales del hombre están destinados a ocultar formas más sutiles de poder y dominación. Este problema se analiza debatiendo con uno de los filósofos más destacados de este siglo, Jürgen Habermas, quien justifica la democracia participativa como un modelo legítimo de organización política por estar basado en un consenso justificado. El problema mayor es saber si semejante forma de organización política funciona adecuadamente y sin menoscabo, en un país como el nuestro: con una gran pluralidad étnica y con hondas diferencias culturales. El objetivo último de la obra son los elementos que justifiquen la autonomía indígena, justificación basada en el ideal de un proceso de aprendizaje de otras culturas, práctica que crearía las condiciones éticas, jurídicas y políticas que evitarían la dominación cultural, misma que no ha podido ser desechada.
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