Neoliberalismo Y Organización Social En El Campo Mexicano
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Con altibajos, numerosas inconformidades de organizaciones campesinas, estallidos en contra de los grupos locales de poder o del aparato gubernamental que combinaba el paternalismo con frecuentes dosis de represión, el corporativismo agrario funcionó con bastante eficancia para el partido oficial a lo largo de medio siglo.
A partir del agotamiento del modelo económico de crecimiento hacia adentro y la aplicación de las políticas neoliberales han ocurrido importantes cambios en la estructura social en el campo que modificaron las bases de sustentación del Estado.
Antes la aplicación del modelo neoliberal, la relación legal con la tierra marcaba una clara dictomía entre sector ejidal y sector de la pequeña propiedad y esa diferenciación era base de todos los procesos de organización de los productores, incluso de los solicitantes de tierra. Ahora, esa diferencia entre “sectores“ pierde importancia, no tanto como efecto del fin del reparto agrario y la nueva ley agraria sino como resultado de la nueva estructura económica prevaleciente en el campo
El campo dejó de ser un espacio agrario perfectamente diferenciado del espacio urbano (social, económica y culturalmente) para transformarse en un espacio rural que abriga a una amplia gama de grupos sociales: productores agropecuarios (desde el campesino pobre hasta el gran empresario), trabajadores a domicilio del sector informal, asalariados locales y migrantes vinculados tanto al campo como a la ciudad. Con todo y las obvias diferencias que los separan, se estrechó la relación entre el campo y la ciudad.
En este contexto, muchas de las categorías que se utilizaron para analizar a las organizaciones del campo a lo largo del periodo del agrarismo mexicano son ahora insuficientes para estudiar a los nuevos actores sociales y sus formas de organización.
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