Dimensiones De La Competitividad, Factores Internos Y Externos A Las Empresas

Sin duda alguna, la principal estrategia tomada por México para impulsar el desarrollo sostenido, elevar la competitividad, buscar la modernidad y promover el bienestar de sus ciudadanos fue y sigue siendo la apertura comercial. De tal manera que, a la fecha, esta política se refleja en la firma de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países (TLCs), 32 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) con 33 países y 9 acuerdos de Complementación Económica en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) (PROMEXICO, 2018).

Es relevante recordar que esta apertura comercial (años 80 ́s), se dio en medio de una crisis económica financiera, de deuda externa e inflación en México, por lo cual se consolidó como un paradigma alternativo de desarrollo que promovió políticas para abatir el déficit público (programas de austeridad), reducir la progresividad impositiva, privatización de las empresas públicas, liberalización del comercio y los flujos de capitales (incluyendo la inversión extranjera directa), así como la desregulación de los mercados laborales internos, entre otras políticas en los mercados de la producción y del dinero, buscando colocar productos mexicanos en el exterior y atraer inversiones y tecnología  para consolidar el aparato productivo nacional (Sepúlveda, 1994). Esta política económica neoliberal es referida en el consenso de Washington1, y privilegiaba el papel del libre mercado y la empresa, lo cual tiene como desventaja reducir la capacidad de los países (de sus gobiernos) para diseñar y operar políticas propias del desarrollo.

No obstante los esfuerzos realizados, México hoy ocupa el lugar número 51 (de 137 países) en competitividad, mientras en el año 2000 se situaba en el lugar 42 (Schwab, 2018), lo que refleja que los esfuerzos y resultados no han sido suficientes.

Extracto de introducción